Océano de Sabiduría

Panorámicamente, las aguas del océano son calmas, y las arenas no cambian. La imagen, al ojo, es un paisaje de fondo, carece del sentido vivo, aunque solo sea debido al lector que lo observa.
Desde la playa, se distingue el encuentro de fuerzas opuestas, piedras resistiendo ante el impacto de las aguas, y olas asistiendo en la batalla infinita, de rocas destinadas a granitos, y de fuerzas que borran los hallazgos del camino. El resultado de este choque está en el movimiento, no tiene imagen a fotografiarse, las sales disminuyen el poder de la inanimada presencia, y cualquiera sea el tamaño de su anhelo, termina por ahogarse y derrumbarse. El océano borra las huellas de los andantes, y oculta tesoros para los que temen salir de sus orillas.
Adentrándose en sus aguas, depende del humor del momento, las reglas son del mar, y no siempre siguen pautas definibles. La sabiduría abre su portal, y los secretos comienzan a empapar al extranjero. Si está calmo, depende del ego recibir conocimiento, está a su deber agacharse y sumergirse, o quedarse impregnado hasta los tobillos, no alcanzando a tocar la humedad del conocimiento. Están los que disfrutan del flotar, y su cambio de naturaleza dura el tiempo que el frío sea soportado por el cuerpo, salir de ella deja reseñas del saber, pero se secan pronto. A veces las olas son pequeñas para el ego engrandecido, golpean sin dejar marca, y es necesario hacerse niño, hundirse en ellas trae el juego, y el juego mientras más uno se adentra, más se siente el poder del mensaje, incluso cuando parece destinado para bajos estandartes. Se puede incluso utilizar tales fuerzas para moverse como un pez, deslizarse por las olas como parte de ellas, es el justo momentáneo, libre de pecados y maldad, aunque sea durante el juego. El pez verdadero aprendió a respirar bajo sus aguas, mantiene su cuerpo sumergido constantemente, siempre, sin perder un mililitro de gotas de la expresión sabia, pero pocos lo alcanzan con el hecho de probar, porque cualquiera que lo hiciese se ahogaría, dejando un cuerpo sin respirar. Así como la piedra pierde su esplendo a penas con el roce de la orilla, así uno, roca fuerte sin parangón, debe ir hallando lugar a la erosión, aceptándola en sus entrañas, hasta hacerse cuerpo de piedra con espíritu de agua.
El punto no es recorrer mucha distancia, puesto que las aguas son frías, y acaban por apagarnos, y tampoco es alejarse del juego mayoritario, porque existen depredadores junto a las perlas, y sin ayuda, uno puede que pierda la razón, o sea comida por el deseo ajeno.

Vivir sin Muerte

Lo Muerto no Habla,
Lo Vivo Es la Historia a narrarse. Decía el Rey Salomón, “todo es vanidad bajo el Sol”
Lo muerto se proyecta desde su necesidad; nace, come y muere para ella. Significa que vive por y para la necesidad del instante, y esa es toda su ambición. Lo muerto se enfoca en metas cercanas y en ellas construye su imperio, sea grande o pequeño, su resultado está ligado a la muerte. Lo muerto habla, pero nada de lo que diga permanece, puesto que de muerte ha nacido y a la muerte se destina. Cuando algo muere, su peso no pesa en la historia que vive, pero su historia vivió para que lo que sigue pueda vivir.
Todos venimos con el virus de la muerte desde el principio, antes de nacer se nos implantó, y desde allí nacemos con cuenta regresiva. La mayoría nos conformamos en ella, y decidimos labrar un camino para su causa, y por esa razón de muertos no hay nada escrito, o en otras palabras, “Nada es nuevo bajo el Sol”, o todo es vano sin Di-s.
Otr@s, decidimos cambiar la moneda, hacia la Buena Suerte.
Un bebe crece feliz cuando tiene la mano que mece la cuna, la que le da movimiento de cariño y alimenta amor en el bebe.
Di-s, Lo Vivo, Es Sinceridad Libre de enjuiciamientos o reclamaciones, Vive Independiente a la Circunstancia, Es la Esencia que lo muerto necesita para salvarse de su destino, Su Amor Es la Mano que Mece la Cuna.
Lo Vivo Se Sostiene Más Allá de la Muerte, y por esa razón la historia pertenece a lo Vivo.
Todos venimos de la muerte buscando la vida, salvarnos de la cuenta regresiva al fracaso, y a través de los caminos hallamos vivencias que pretenden enseñarnos la puerta de salvación, pero todo se enseña a sí mism@ desde su proyección muerta, por esa razón todo lo que encontramos es virus mortal, todo lo que vemos, olemos, comemos, sentimos o pensamos, es el programa destinado a la muerte.
¿Acaso hay algo que nos enseñe otra cosa que no sea a sí mism@ y lo que ha realizado? ¿hay algo que esté desnudo de lo que ha hecho o sueñe hacer? ¿Hay algo que venga y nos diga, si me sigues, serás feliz? Sólo Lo que Está Libre de la mala suerte puede ayudarnos, y desde allí analizamos... ¿hay algo aquí que esté libre de la mala suerte? Di-s Es la Gran Suerte.
Si decidimos caminar hacia lo Vivo, tenemos que transformarnos en lo Vivo, dejar de influenciarnos o alimentarnos de la circunstancia encontrada, dejar de aferrarnos a un sueño cercano, y abismarnos hacia los infinitos lejanos, y estar dispuest@s a vivir cualquier realidad para el Éxito, no de nosotr@s mism@s, sino el Éxito de lo Vivo, es entregarse a la Vida para que nuestra muerte tenga Destino de Vida. Es la razón del enamorado, quien decide devotar todo su tiempo a lo que ama, y juntos son uno en la causa, juntos caminan paso a paso sin perderse uno al otro, son amores inseparables. Aunque vengan tormentas o buenas cosechas, el amor no se disipa, y a partir de este principio hay futuro para lo muerto.
¿Me interesa a mi está película? Tanto si lo que vives no te pesa o castiga, o te sientes firme en tí mismo/a, como si te sientes débil y sol@ y lo externo te abriga, necesitas de la Suerte de lo Vivo, puesto que la gota de agua se seca, si no es derramada al Océano.
Nuestros sueños y ambiciones se disipan, si no los aunamos al Sueño de lo Vivo. Si no amamos lo que no somos, poco llegaremos en lo que somos. Porque todo está destinado a transformarse en algo nuevo, por eso todo se recicla, muere algo para que nazca otra cosa, cerramos puertas para abrir otras, cambiamos para seguir buscando la suerte en lo que no somos. Lo que se aferra a sí mism@ se resiste a la posibilidad de vida.
Los filósofos en egipto decían “Estamos muertos por lo que somos, y vivos por lo que no somos”
Amar a Di-s es la Suerte de lo muerto, porque lo muerto no tiene opción sin Él. Como Ama Di-s al Mundo, así hay que amarle a Él.
Si no es así, ¿cómo es que todos seguimos muriendo sin esperanza? Alabada sea la Santa Llave de la Certeza.