Voces del cielo anuncian...
caprichos!, sin retorno.
Anaba sendero a trampa,
raton buscando el queso.
Moribundo fantaseo
todavia he de vivir el deseo.
No fue el roedor el asesino,
sino el yo queso.
Oda a todo cual que por un "queso",
fue cazado por la trampa y muerto.
El queso es el queso, y por el queso
estamos dispuestos y destinados al morir
del ego, siempre y cuando como queso elegimos
la entrega almica por los valores espirituales.
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